El sesgo de confirmación es la tendencia de la mente de las personas a buscar información que respalde los puntos de vista que ya tienen. También lleva a las personas a interpretar evidencia de manera que apoye sus creencias, expectativas o hipótesis preexistentes.
Las personas fácilmente aceptan nueva información que sea consistente con sus creencias, pero son escépticas ante la información que contradice sus creencias. En un estudio, se les dijo a unos maestros que ciertos estudiantes eran especialmente prometedores … a pesar de que los estudiantes realmente fueron elegidos al azar. Con base en esta falsa creencia, los maestros elogiaron y prestaron más atención a los estudiantes elegidos … quienes mejoraron más debido a las expectativas de los maestros. En otras palabras, el sesgo de confirmación puede crear profecías inexorables.
Por ejemplo, cuando los médicos tienen una idea sobre el diagnóstico de un paciente, pueden centrarse en la evidencia que respalda su teoría mientras subestiman la evidencia que respalda un diagnóstico alternativo que es igualmente plausible.
Asimismo, los agentes de policía que aceptan estereotipos que vinculan a los jóvenes negros con el crimen pueden recopilar y procesar evidencia de manera unilateral cuando investigan un crimen con un sospechoso negro. Como advierte el ganador del premio Nobel Daniel Kahneman, incluso los científicos que se comprometen a una teoría tienden a ignorar los hechos inconsistentes, concluyendo que los hechos son incorrectos, no la teoría.
Por tanto, el sesgo de confirmación puede llevarnos fácilmente a llegar a conclusiones inexactas, e incluso poco éticas. Es esencial reconocer nuestra vulnerabilidad al sesgo de confirmación y protegernos activamente contra él al estar abiertos a evidencia que no sea consistente con nuestras creencias y teorías.