Todas las personas sufren de sesgo o prejuicios basado en sus propias circunstancias. Por lo tanto, ¿cómo pueden llegar las personas a aceptar un “contrato social” que les dicte cómo se deben comportar en el mundo?
El filósofo John Rawls sugiere que deberíamos imaginar que estamos parados detrás de un velo de ignorancia que no nos permite saber quiénes somos ni tampoco identificarnos con nuestras circunstancias personales. Al poner al lado nuestras propias circunstancias podemos pensar de manera más objetiva cómo debe operar.
Dos principios adicionales relacionados al velo de ignorancia de Rawls son: el principio de la libertad y el principio de la diferencia.
Según el principio de la libertad, el contrato social debe asegurar que todos gocen de la máxima libertad posible sin infringir en la libertad de otros.
Según el principio de la diferencia, el contrato social debe garantizar que todos tengan la misma oportunidad de prosperar. En otras palabras, si hay algunas diferencias sociales o económicas en el contrato social, deberían existir para beneficio de los más vulnerables. Y cualquier ventaja estipulada en el contrato social debería estar disponible a todos.
Entonces, según Rawls, analizar estos temas a través de un velo de ignorancia y aplicar estos principios nos puede ayudar a tomar decisiones de manera más equitativa. La equidad, cree Rawls entre otros, es la esencia de la justicia.