Escrito y narrado por:
Robert Prentice, J.D.
Business, Government & Society Department
McCombs School of Business
The University of Texas at Austin
Las presiones psicológicas – especialmente aquéllas de las que no estamos conscientes – a menudo hacen que sea difícil para nosotros ser tan buenos como nos gustaría ser. Una de las más significativas, es el sesgo del auto-servicio – es decir, la tendencia que tenemos a reunir información, procesar la información, e incluso recordar la información de tal manera que logremos avanzar en nuestros intereses egoístas y apoyemos nuestros puntos de vista pre -existentes. Debido a este sesgo, incluso cuando las personas hacen todo lo posible por ser justas e imparciales, sus juicios son inevitablemente sombreados por su propio interés, a menudo en formas que parecen indefendibles para otros.
Los centros de placer en el cerebro, se iluminan cuando se nos dice que nuestras creencias son correctas o que la conclusión que atiende a nuestro interés es exacta. Por lo tanto, no es de extrañar que las personas con ideas políticas conservadoras son más propensas a ver Fox News, mientras que los liberales son más propensos a ver NBC.
No sólo el sesgo del auto-servicio afecta a la información que buscamos, sino que también afecta la forma en que procesamos la información. Por eso, los partidarios de los candidatos políticos que compiten por un cargo, que ven el mismo debate, cada uno tiende a concluir que «su candidato», ganó.
Este sesgo egoísta, incluso afecta la forma en que recordamos la información. Los estudios demuestran que somos más propensos a recordar la evidencia que apoya nuestro punto de vista, que la evidencia que se le opone.
Debido al sesgo de auto-servicio, los estudios demuestran que cuando los científicos revisan los artículos de investigación, tenderán a afirmar que los que apoyan su punto de vista preexistente, son de mayor calidad que los que se oponen a su punto de vista.
En el 2000, un funcionario de la industria contable, declaró ante la SEC, diciendo: «Somos profesionales que siguen su código de ética y llevamos a cabo la práctica, bajo los más altos estándares morales. Nunca nos veremos influenciados por nuestro bienestar financiero personal». Este testimonio refleja una ignorancia vergonzosa del impacto del propio interés en la toma de decisiones de todos los seres humanos. Inevitablemente, nuestro propio interés, nubla nuestros juicios éticos, incluso en las personas más bien intencionadas.
Cuanto más subjetivo es el juicio, menos ciertos los hechos; y mientras más haya en juego, es probable que el sesgo más influyente sea, el del auto-servicio. ¡No cometas el mismo error! Protégete contra este sesgo egoísta!