Escrito y narrado por:
Robert Prentice, J.D.
Business, Government & Society Department
McCombs School of Business
The University of Texas at Austin
La disonancia cognitiva es la incomodidad psicológica que sentimos cuando nuestras mentes tienen dos conceptos contradictorios al mismo tiempo. Por ejemplo: debería fumar porque lo disfruto y no debo fumar porque causa cáncer. Cuando los conceptos tienen implicaciones éticas, esta incomodidad se llama disonancia moral o disonancia ética.
Casi todas las personas, excepto los psicópatas, tienen una imagen mental de sí mismas como personas éticas. Pero a veces las personas se encuentran actuando de manera no ética. Esto crea disonancia cognitiva. Lo importante es cómo la gente resuelve esa disonancia moral.
Supongamos que se considera una buena persona, pero su jefe le pidió que engañara a los clientes sobre la confiabilidad del nuevo producto de su empresa. Esta situación crea una disonancia cognitiva que es psicológica y emocionalmente incómoda. En este contexto, la disonancia parece manifestarse como culpa, una emoción desagradable que deseará resolver.
Ahora, algunas personas reaccionarán a esta disonancia al negarse a engañar a los clientes, optando por resolver el conflicto actuando honestamente para preservar su imagen de sí mismos.
Desafortunadamente, muchas personas resolverán la disonancia sin hacer lo correcto. Por ejemplo, pueden decidir que las tergiversaciones de productos no son deshonestas después de todo, porque bueno, los clientes deberían poder cuidarse a sí mismos. O pueden racionalizar que solo están haciendo lo que se les ordenó hacer y, por lo tanto, siguen siendo buenas personas, a pesar de que están haciendo cosas malas, es culpa de otra persona. O pueden tratar de aprender lo menos posible sobre el producto para que puedan ver sus tergiversaciones como inocentemente ignorantes en lugar de intencionalmente deshonestas.
El profesor David Luban ha señalado: «En una situación tras otra, literalmente cientos de experimentos revelan que cuando nuestra conducta choca con nuestras creencias anteriores, nuestras creencias se adaptan a nuestra conducta, sin que nos demos cuenta de que esto está sucediendo». En otras palabras, también a menudo nos recordamos a nosotros mismos que somos buenas personas y concluimos que lo que estamos haciendo no debe ser malo porque no somos el tipo de personas que haría cosas malas. La capacidad humana de racionalizar o de otra manera distanciarnos de nuestros malos actos a veces parece ilimitada y, lamentablemente, podemos comenzar a ver rápidamente nuestras faltas como algo aceptable.
No hay respuestas fáciles a los efectos adversos de la disonancia cognitiva en nuestra toma de decisiones y acciones morales. Pero aquí hay tres sugerencias rápidas para ayudar a minimizar o combatir la disonancia cognitiva o moral. En primer lugar, nunca ignore el sentimiento de culpa que a veces tiene. Deténgase y analice honestamente por qué lo siente. Segundo, estudie los muchos medios que nuestras mentes utilizan para distanciarnos de nuestras acciones inmorales y protegernos contra ellos. Tercero y último, conozca las racionalizaciones más comunes que las personas usan para excusarse de estar a la altura de sus propios estándares éticos y deje que esas racionalizaciones sean una advertencia para usted cuando se escuche a sí mismo usándolas.