Escrito y narrado por
Robert Prentice, J.D.
Business, Government & Society Department
McCombs School of Business
The University of Texas at Austin
En cualquier tipo de toma de decisiones, el contexto cuenta. El simple replanteamiento de una situación o una pregunta puede producir una respuesta totalmente diferente de la misma persona.
Por ejemplo, cuando la NASA estaba decidiendo si lanzar o no el transbordador espacial Challenger en 1986, los ingenieros de Morton Thiokol se opusieron al lanzamiento por motivos de seguridad. Pero cuando el gerente general ordenó a los ingenieros que «se quitaran el sombrero de ingeniero y se pusieran el de gerente», cambió su marco de referencia. En lugar de que el lanzamiento fuera una decisión centrada en la seguridad, se centró en dólares y centavos. Desafortunadamente, los ingenieros cambiaron de opinión. El Challenger fue lanzado y explotó.
En los deportes, es natural centrarse en ganar. Un entrenador de fútbol de UCLA dijo una vez: “Ganar no lo es todo; es lo único”. Pero, así como centrarse en las ganancias puede conducir a malas decisiones morales en los negocios, si nos centramos únicamente en ganar en los deportes y omitimos la ética de nuestro marco de referencia, también podemos equivocarnos.
Por ejemplo, Lance Armstrong, el ahora infame ciclista, se dopó mientras ganaba siete títulos del Tour de Francia. Armstrong se concentró tan completamente en ganar que racionalizó su dopaje simplemente haciendo lo necesario para ganar, ya que creía que otros también se estaban dopando. Ignoró el hecho de que era uno de los principales creadores de la cultura del dopaje en el circuito. Armstrong había eliminado la moralidad de su marco de referencia, razón por la cual más tarde fue despojado de todos sus títulos y excluido de por vida del ciclismo competitivo.
Mantener la ética en nuestro marco de referencia es un desafío, especialmente cuando el objetivo es ganar. Cuando un funcionario de la oficina central de los Astros de Houston objetó porque el equipo estaba considerando contratar a un lanzador agente libre que había sido acusado de abuso doméstico, el gerente general del equipo espetó: “No quiero su opinión moral. Quiero tu opinión sobre el béisbol”.
Las opiniones morales nunca son irrelevantes. Como atletas, es importante recordar que si “ganamos” haciendo trampa, en realidad no estamos ganando. Vencimos al sistema, pero no adquirimos la habilidad necesaria para ganar de verdad. Y hemos perdido la integridad que conlleva ganar de manera justa y equitativa. Se aconseja a los atletas (al igual que los empresarios y el resto de nosotros) que siempre mantengan la ética en su marco de referencia para poder estar a la altura de sus propios estándares morales.