El uso de la fracturación hidráulica (hydraulic fracturing o ‘fracking’ en inglés) en la industria petrolera ha sido controvertido por los posibles riesgos que se supone para las personas y el medioambiente. La fracturación hidráulica utiliza el agua, la arena, y químicos para presurizar y fracturar la roca para librar el petróleo y gas natural atrapado a un nivel profundo debajo la tierra. Pero el fracking puede contaminar el aire, agua, y hasta provocar terremotos.
En 2012 un profesor de la Universidad de Texas en Austin (UT por sus siglas en inlgés) Charles ‘Chip’ Groat dirigió una investigación financiada por El Instituto de la Energía en UT que concluyó que no había una conexión entre el fracking y la contaminación del agua subterránea. Meses después, un revisor de un comité de vigilancia independiente sin fines de lucro, conocido como la Iniciativa de Responsabilidad Pública (PAI por sus siglas en inglés), reveló que Groat formaba parte de la Junta Directiva de una empresa de perforación y fracturación hidráulica basada en Houston, la Compañía de Exploración y Producción de las Llanuras (Plains Exploration and Production Comapny en inglés). En 2011 la empresa pagó $400,000 a Groat, el doble de su salario en UT. Groat también había recibido $1,6 millones en acciones de esta empresa desde 2007. Un de las lutitas bituminosas que examinó Groat había sido perforada por Plains Exploration.
UT lanzó una revisión independiente de la investigación, y concluyó que la investigación fue ejecutada sin rigor científico. La revisión encontró que la investigación dependía de las reseñas bibliográficas y la conjetura en vez de la investigación científica independiente. También encontró que los investigadores de UT que estudiaban los efectos del fracking en la salud no participaron en este estudio y no había evidencia de participación por expertos en el fracking.
En respuestas a preguntas sobre su falta de divulgar las conexiones financieras en el informe, Groat escribió por correo electrónico que, “las razones no han cambiado – mi papel en este estudio fue de organizarlo, coordinar las actividades, y reportar los resultados. … Los resultados fueron determinados por los investigadores individuales, no yo, y nunca alteré las conclusiones.” Añadió que, “divulgar mi posición en la junta de Plains no hubiera servido un propósito significativo relevante para este estudio.”
Las conexiones financieras entre las universidades y los negocios privados es común. Por ejemplo, UT ha recibido donaciones multimillonarias de empresas como ConocoPhillips y ExxonMobile y del magnate petrolero Jon Brumley. El Instituto Baker de la Universidad Rice recibe patrocinio de Chevron y Shell. La Universidad de Wyoming y la Universidad Estatal de Pennsylvania también han recibido millones de empresas de energía.
David Wogan, un investigador en la política de la energía y anterior estudiante bajo Groat describió las ventajas traídas del patrocinio de negocios privados y la pericia que contribuye al avance de la investigación académica. Pero también notó que las posibles conexiones problemáticas o conflictos de interés deberán ser divulgadas. Escribió en la revista Scientific America que, “al menos, el Dr. Groat debería haberse retirado de la investigación… El negocio privado trae mucho conocimiento, experiencia, y financiamiento, todas cosas bastante útiles en la investigación. … ¿Pero dónde pondrás los límites para distinguir entre una relación apropiada, y… una relación comprometida por la meta de proveer la investigación imparcial?”
Luego en 2012 Groat renunció su posición en UT. Antes de lo sucedido con Groat, UT ya se encontraba en el proceso de revisar y expandir las reglas y procedimientos sobre el conflicto de interés. El Decano Steven Leslie dijo, “La ventaja más importante que tenemos es ser una institución que goza de la confianza pública. Si eso se cuestiona, entonces es algo que tenemos que rectificar.”