El utilitarismo es una teoría ética que trata de diferenciar el bien del mal al enfocarse exclusivamente en los resultados de las acciones. Es una versión del consecuencialismo.
El utilitarismo determina que la opción más ética es la que produce el mayor beneficio para el mayor número de personas. Es el único marco moral que puede ser usado para justificar el uso de fuerza militar y hasta la guerra. También es una perspectiva de las cuestiones éticas mucho más común en el mundo empresarial ya que toma en cuenta los costos y beneficios.
No obstante, ya que no podemos adivinar el futuro, es difícil saber con certeza si las consecuencias de nuestras acciones serán buenas o malas. Este es uno de los límites del utilitarismo.
El utilitarismo también tiene dificultades con valores como la justicia y los derechos individuales. Por ejemplo, supone que en un hospital hay cuatro personas cuyas vidas dependen de un trasplante de órganos: un corazón, unos pulmones, un riñón, y un hígado. Si una persona llega al hospital, sus órganos pueden ser usado para salvar cuatro vidas a cambio de perder una. Esto podría producir el mayor bien para el mayor número de personas. Pero pocos lo considerarían una medida aceptable, y mucho menos la más ética.
Entonces aunque el utilitarismo puede ser el marco más razonable para diferencias el bien del mal, tiene limitaciones obvias.