En el 2003, el editor Doubleday lanzó el libro de James Frey titulado Un millón de piezas, el que fue promocionado como una memoria sobre su lucha contra el alcohol y drogadicción. En el 2005, el libro fue seleccionado como parte del club de lectura de Oprah, en parte por su historia inspiradora y verdadera sobre su habilidad de vencer una adicción. La publicidad que recibió del programa de The Oprah Winfrey Show provocó un gran aumento en ventas, y entró en las listas de los libros más leídos en las siguientes semanas.
En enero 8 del 2006, la página investigativa The Smoking Gun publicó una exposición sobre numerosas exageraciones y fabricaciones en la historia de vida de Frey, creando controversia alrededor de la veracidad del libro como una memoria de su vida. Cuando Frey se presentó en el programa The Oprah Winfrey Show en el 2005, el recalcó su honestidad: “Si yo iba a escribir un libro que fuera realmente verdadero, tenía que incluir cosas negativas de mi vida.” Al hablar de esto, mencionó otras cosas que no eran tan verídicas que salían en el libro.
Frey y su editor, Nan Talese, no pudieron refutar las alegaciones que hizo la página de The Smoking Gun. Cuando Winfrey invitó a Frey de nuevo a su programa, ella lo regañó por haber mentido, agregando que se sentía engañada y que Frey había traicionado a millones de lectores. Talese describió el regaño de Winfrey como “malo y egoísta” mientras que los críticos de Frey lo tacharon de oportunista.
Frey defendió su derecho como escritor de influirse de sus propias memorias, y no solo basarse en hechos documentados: “Quería que las historias del libro fluyeran, que tuvieran picos dramáticos, que tuvieran la tensión que todas las historias necesitan.” Escritores y críticos literarios están de acuerdo con este sentimiento, agregando que memorias y autobiografías no son géneros idénticos. Cuando le han preguntado sobre esta controversia, el escritor Joyce Carol Oates notó, “la tradición de las memorias personales siempre han sido seriamente ‘ficcionalizadas’— influidas por las verdades emocionales de los individuos … Esto es un tema ético …con argumentos convincentes en ambos lados. Al final, [Winfrey] defendió sus estándares éticos en su programa de televisión, lo cual fue muy poderoso; y [Talese] tuvo que defender sus estándares como editor con mucho reconocimiento, lo cual fue muy valiente también.”