En 2015 la Agencia de Protección Ambiental (EPA por sus siglas en inglés) emitió una notificación de violación a la empresa automovilística alemana Volkswagen. Los vehículos de la compañía cumplieron con los estándares de emisiones cuando fueron probados en un ambiente interior a un laboratorio, pero fallaron la prueba en un ambiente exterior. En la carretera, las emisiones de los vehículos alcanzaron un nivel 40 veces por encima del límite permisible de gas peligrosos especificado por la EPA. Luego que la EPA presentó la evidencia a Volkswagen, la compañía eventualmente admitió que estaban usando un ‘dispositivo manipulador’ (‘defeat device’) en el motor de los vehículos. Este software detecta cuando los automóviles se encuentran en el ambiente de un laboratorio y ajusta el poder y rendimientos del motor para que pueda cumplir con los requerimientos de las pruebas de emisiones.
Esta no fue la primera violación enfrentada por Volkswagen por haber tratado de engañar en una prueba de emisiones. En 1973 la compañía usó un dispositivo de detección de temperatura para desactivar el sistema de control de emisiones del vehículo. Volkswagen llegó a un arreglo con la EPA con respecto a esos cargos y tuvieron que pagar $120.000, aunque nunca confesaron el delito.
Volkswagen empezó a usar el dispositivo manipulador basado en el software del motor en 2008 después de darse cuenta de que los vehículos no eran capaces de alcanzar los estándares de contaminación fijados por muchos países. Este fue un motor gasóleo (diésel) nuevamente desarrollado a un alto costo para la compañía. En los EE. UU. la compañía vendía los nuevos vehículos bajo una campaña propagandística que sugería que los motores usaban un ‘gasóleo limpio’ que supuestamente era una opción responsable en términos medioambientales.
En respuesta a la divulgación de la EPA, el Director Ejecutivo Martin Winterkorn dijo que, “personalmente siento mucho el hecho de que hemos roto la confianza de nuestros clientes y el público.” Culpó “los errores terribles de algunos empleados” por las prácticas engañadoras. Después de poco tiempo Winterkorn renunció su posición y fue reemplazado por Matthias Mueller. Este último dijo, “mi meta más urgente es ganar de nuevo la confianza en el Grupo Volkswagen – no dejaré ni un rincón sin revisar.” Volkswagen inició una investigación interna y retiraron hasta 11 millones de autos del mercado global, prometiendo €6,7 billones (aproximadamente $7,3 billones en aquel entonces) para la reparación. Un miembro de la junta de Volkswagen dijo que, “aquellos que dejaron que esto ocurriera, o quienes tomar la decisión de instalar este software – de modo criminal. Deberán asumir la responsabilidad personal.”
Investigadores y periodistas han señalado que hay todavía preocupaciones mayores en la regulación de emisiones. El periodista Jack Ewing, quien seguía atentamente el caso para el New York Times, dio como ejemplo las inconsistencias en los estándares y la ejecución de los reglamentos entre los EE. UU. y Europa. Ewing dijo que “lo que podemos concluir de este caso es, primero, los EE. UU. mantiene estándares más estrictos de emisiones, y además se los ejecuta. Aunque en Europa están registrados los mismos estándares… no se los ejecutaba de ninguna manera.” Los investigadores encontraron que se pudo engañar las pruebas de emisiones porque las pruebas de la EPA fueron creadas para ser fácilmente aprobadas. El investigador asociado de la Universidad de Denver Gary Bishop notó que, “Una cosa que no sabe la gente es que los fabricantes contratan conductores específicos quienes manejan modelos de autos particulares porque saben como superar las pruebas de acuerdo con ley produciendo una cantidad reducida de emisiones para el modelo.” El profesor Donald Stedman, un colega de Bishop, mencionó los compromisos inherentes en el diseño automovilístico, “los conductores quieren un motor de óptimo poder, rendimiento y ahorros de combustible, mientras que la EPA quiere que cumplan con las pruebas… estas metas muchas veces no son compatibles.” Otros fabricantes de automóviles han participado en prácticas parecidas durante las últimas décadas, inclusive las empresas General Motors, Ford, Chrysler, Nissan y Toyota.
Además de la renuncia de Winterkorn, la compañía pasó por varios Ejecutivos. En enero de 2017, Volkswagen se declaró culpable de cargos criminales por defraudación del gobierno de los EE. UU. y por obstruir una investigación federal. La compañía aceptó pagar $2.8 billones de multa criminal y $1.5 de multa civil además de un acuerdo de $15,3 billones con los reguladores estadounidenses. Este fue el acuerdo más grande de la historia relacionado con una demanda colectiva en el sector automovilístico en todo los EE. UU.