Las corridas de toros tiene sus raíces en ritos que datan varios siglos atrás. En su variación Española moderna, la corrida de toros se convirtió por primera vez en un evento cultural a principios del siglo 18. A pesar de su importancia cultural, la corrida de toros sigue siendo sujeta a critica en base a los derechos de animales.
Para algunos la corrida de toros es un deporte cruel en el que el toro sufre una muerte severa y llena de tortura. Muchos activistas y defensores de animales protestan corridas de toros en España y en otros países, señalando el peligro innecesario en el que se pone al toro y al torero. Algunas ciudades alrededor del mundo donde las corridas de toro habían sido populares previamento, incluyendo a Coslada, España; Mouans-Sartoux, Francia; y Teocelo, México, se han declarado anti-corridas de toro. Otras, incluyendo algunas localidades en Cataluña, han dejado de matar al toro pero la corridas continúan.
Para otras personas, el espectáculo de las corridas de toro no se limita al deporte en si. Las corridas no solo son de importancia cultural, pero también un arte fino en el que el torero recibe un entrenamiento en estilo que provoca emoción a través del acto de la pelea. El escritor Alexander Fiske-Harrison, en sus estudios y entrenamiento como torero, defiende la práctica y circunstancias del toro, “En cuanto al bienestar del animal, el toro que pelea en las corridas vive de cuatro a seis años mientras que la vaca criada para consumo de su carne vive solo uno a dos… Esos años los animales se la pasan libres y pastando…” Otros también argumentan que la muerte del toro en el ring es más humana que la muerte de los animales en un matadero.