En 1993, se divulgó ampliamente que investigadores ingenieros de la Universidad Heidelberg en Alemania habían utilizado 200 cadáveres de adultos y niños en pruebas de simulaciones de accidentes automovilísticos. Los investigadores argumentaron que el uso de cadáveres humanos era necesario para estudiar los efectos verdaderos de los accidentes automovilísticos en el cuerpo. Insistieron que estos estudios salvarían vidas ya que ayudaría a los ingenieros a diseñar automóviles más seguros.
Hubo significante protesta pública en contra de esta práctica por parte de numerosos grupos. La ADAC, el club automotriz más grande de Alemania, difundió un comunicado cuestionando la validez y ética de estos estudios: “En una época en que los experimentos con animales están siendo cuestionados, estos estudios deben ser llevados a cabo utilizando maniquís y no cadáveres de niños.” Rudolph Hammerschmidt, vocero de la Conferencia de Obispos Católicos Alemanes, también condenó la práctica, argumentando, “Hasta los muertos poseen dignidad humana… estos estudios deben realizarse con maniquís.” Líderes políticos también se involucraron en el debate. Klaus von Trhotha, ministro de investigación del estado Baden-Wuerttemberg, cuestionó los estudios: “Nuestra constitución garantiza la libertad en la investigación científica. Pero la constitución también garantiza la protección de la dignidad humana.”
La universidad defendió su investigación haciendo hincapié en los resultados. El Dr. Rainer Mattern, la cabeza del departamento de patología forense en la Universidad de Heidelberg, respondió a la reacción del público en contra del uso de cadáveres de niños, argumentando, “Los estudios han salvado la vida de otros niños.”
Cuando se supo que estudios similares se estaban realizando en Estados Unidos por la universidad estatal de Wayne, algunos oficiales estadounidenses ofrecieron su apoyo. George Parker, el administrador asociado de investigación en la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico de Autopista argumentó, “Necesitamos este tipo de datos para averiguar cómo las personas sufren heridas durante accidentes automovilísticos y saber qué áreas del cuerpo son afectadas bajo qué condiciones.” Agregó que los cuerpos humanos eran necesarios para determinar la validez de los datos obtenidos usando maniquís para pruebas de choque. “Si no se realizan estas pruebas, no se sabría qué limites se deben poner a los maniquís para pruebas de choque.”
Para muchos, el debate últimamente dependía en si las pruebas revelaban información no obtenible de pruebas solo usando maniquís y si las familias dieron su consentimiento para el uso de los cadáveres.