En el verano del 2014, los Estados Unidos se vio afectada por el aumento significante de migración ilegal de menores de edad no acompañados que trataban de ingresar al país de Centroamérica. Las cifras de menores detenidos entrando a E.U. se han multiplicado desde el año pasado, aumentando de 35,200 a 66,120. El sector de migrantes infantiles con mayor crecimiento son menores de 12 años de edad, causando gran preocupación ya que estos están arriesgando su vida al lanzarse por esta ruta peligrosa para escapar la violencia y pobreza que enfrentan en sus países de origen. Este incremento se convirtió en un problema logístico y ético para las autoridades federales y estatales, y complicó la capacidad de las autoridades de procesar a nuevos migrantes o proveerles refugio.
La administración de Obama manejó la situación con un plan multifacético que incluyó millones de dólares de financiamiento de emergencia. El plan pidió también aumentar la aplicación de la patrulla fronteriza, deportar a los que llaman migrantes económicos, crear más centros de detención, y poner a más jueces de migración para poder procesar peticiones de asilo político como refugiados, e iniciar programas nuevos en países de donde originan los migrantes para disminuir la violencia y pobreza entre menores de edad como también desalentar futura migración o interceptarlos antes de llegar a E.U. Ya que las instalaciones fronterizas estaban saturadas, el gobierno empezó a transportar a los migrantes a otras partes del país. Esto causó protestas en comunidades locales que trataban de impedir la salida de camiones con niños migrantes. La estrategia de la administración fue criticada ampliamente por diferentes grupos.
Defensores de derechos humanos y refugiados, como también muchas instituciones religiosas, declararon que los EU estaba ignorando su deber moral de proteger a niños vulnerables e inocentes, los cuales estaban escapando la violencia causada por pandillas criminales y el narcotráfico. Según la periodista Sonia Nazario, la llegada de menores no constituía una crisis de migración ilegal sino una crisis de refugiados: la violencia en países como Honduras estaba causando que la juventud se escapara de sus hogares como estrategia de sobrevivencia. Nazario argumentó que estos refugiados, al igual que refugiados de países afectados por la guerra como Siria, merecían protección legal y física. Ella criticó a la administración de Obama por concentrarse en temas de protección fronteriza en vez de los menores de edad.
Otros creían lo opuesto: que la crisis había sido provocada por la falta de implementación de protección fronteriza. Según Jessica Vaughn, directora de políticas públicas del dentro de estudios migratorios, la crisis, que lleva años, es “la mejor evidencia que tenemos hasta la fecha de que la falta de implementación de control fronterizo, tanto en la frontera como dentro del país, y la discusión sobre amnistía sólo sirve para atraer más migración ilegal.” Ella y otros que están a favor de poner más límites a la migración le exigen a la administración de Obama que saque a los que han entrado al país ilegalmente ya que piensan que esta es la única manera de parar la crisis antes de que lleguen más migrantes a los EU.