A finales de los años 90s, el estado de California liberalizó muchos de sus mercados de electricidad, abriéndolos al sector privado de empresas energéticas. La corporación de Enron por mucho tiempo había presionado al gobierno para que liberalizara dichos mercados ya que se hubiera beneficiado ampliamente si el experimento en California hubiera triunfado y replicado en otros estados.
El CEO de Enron, Ken Lay, en una declaración pública dijo que Enron “conduce sus asuntos de negocio conforme los más altos estándares éticos … el reconocimiento de nuestros estándares éticos ayuda a que los que trabajan para Enron puedan mantener cierta distancia y eviten situaciones embarazosas o poco éticas.” Al mismo tiempo, Tim Belden, un empleado clave de Enron que trabajaba en su grupo de inversiones energéticas, declaró que California “tiene reglas sumamente complejas…que se prestan a manipulaciones.”
Según Bethany McLean y Peter Elkind, autores de «Los tipos más listos del lugar: El crecimiento y la caída escandalosa de Enron, “Con una sola maniobra, Enron creo un horario que reflejaba una demanda que no existía … Otra fue una variedad del experimento de Silverpeak: Enron llenó horarios imaginarios de transmisión para que se le pagara para responder a la congestión que en realidad no existía… ‘Get Shorty’ era una estrategia que involucraba vender energía y otros servicios que Enron no tiene para uso de reserva …”
Algunos de los trabajadores de Enron admitieron que sus estrategias eran “un poco erráticas,” pero las usaban porque eran rentables. El impacto a sus clientes era claro: los precios de electricidad subieron y apagones ocurrían con frecuencia. Sin embargo, las ganancias de Enron, cuadruplicaron. Un abogado de Enron después escribió que los negociantes de Enron no pensaban “que habían hecho algo malo.” Otro trabajador de Enron admitió que, “La actitud era, ‘juega según tus propias reglas.’…Los mercados energéticos eran nuevos, inmaduros, y no había supervisión. Nos causaba orgullo saber que podíamos esquivar las reglas.”
En octubre del 2001, las practicas poco éticas e ilegales de Enron se dieron a conocer al público. Los precios de las acciones de Enron se desplomaron, y la empresa se declaró en bancarrota en diciembre del 2001.